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Policy Analysis

Hacia una Economía Circular con Bajas Emisiones de Carbono: El nuevo papel del comercio

Las soluciones de la economía circular jugarán un papel fundamental en el camino hacia la descarbonización. Kevin Moss del World Resources Institute, Mari Pantsar de Sitra, Finnish Innovation Fund, y Scott Vaughan del Consejo chino para la Cooperación Internacional sobre Medio Ambiente y Desarrollo describen cómo las políticas comerciales pueden apoyar la transición.

Por Kevin Moss, Mari Pantsar, Scott Vaughan on 24 de noviembre 2021

Hacia una Economía Circular con Bajas Emisiones de Carbono: El nuevo papel del comercio Por Kevin Moss, Mari Pantsar y Scott Vaughan El ímpetu hacia la Cumbre del Clima (COP26) en Glasgow continúa: más de 60 países ya han comunicado sus objetivos de emisiones netas nulas, mientras que alrededor de 90 Gobiernos han actualizado sus planes de contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC, por sus siglas en inglés) para incluir los nuevos objetivos, mayores detalles sobre cómo pretenden alcanzarlos, o ambas cosas. Las iniciativas como No New Coal y el anuncio de China ¿de? que dejará de financiar proyectos de carbón a nivel internacional generan un optimismo cauteloso de que esta conferencia de las partes podría arrojar resultados sustanciales.

El aumento de promesas relativas a emisiones netas nulas por parte de actores no estatales está superando el ritmo de las negociaciones de tratados internacionales. Hasta septiembre de 2021, más de 4.500 empresas, ciudades y regiones, hospitales e instituciones educativas, entre otros, prometieron reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero a la mitad para 2030, y alcanzar el objetivo de emisiones netas nulas para 2050 como máximo. Asimismo, más de 1.900 empresas se han comprometido a establecer un objetivo basado en la ciencia para el clima.

Las soluciones en materia de economía circular juegan un papel fundamental en el proceso de la descarbonización.

Las soluciones en materia de economía circular juegan un papel fundamental en el proceso de la descarbonización de la economía. Hasta la fecha, son escasos los casos en que las contribuciones determinadas a nivel nacional han identificado acciones circulares. Sin embargo, resultará imposible alcanzar los objetivos del Acuerdo de París sin ellas: la huella del carbono asociada con la extracción y el procesamiento de recursos materiales (incluyendo los combustibles fósiles y la agricultura) representa la mitad de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial. Por lo tanto, el foco principal del Foro Mundial de Economía Circular 2021 no se centró en identificar si la economía circular resulta fundamental para los resultados de Glasgow, sino cómo puede influir en esta.

Una dimensión de las acciones a este respecto implica diferentes aspectos del comercio y de las cadenas de suministro.

Introducir Incentivos Gubernamentales que Extraigan Nuevo Valor de los Materiales de Desecho

Cada año, se genera un mercado mundial de USD 315 mil millones a través del comercio de residuos. La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo calcula que actualmente se comercializan 550 toneladas de residuos de metales, plásticos, electrónica, papel, ropa y otros materiales de desecho. Un objetivo central de la economía circular es reducir el flujo de residuos a través de la reutilización y el reciclado de materiales. Un buen ejemplo para avanzar en la búsqueda de nuevo valor para los materiales antiguos es un mayor uso de materiales secundarios y un menor procesamiento de los primarios. Esto resulta importante desde una perspectiva climática: procesar materiales primarios genera una huella de carbono mucho más elevada que los secundarios. En otras palabras, el reciclado de materias primas demanda mucho menos energía —tanto como un 90% menos dependiendo del material— en comparación con los recursos primarios (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos [OECD], 2019).

Un objetivo central de la economía circular es reducir el flujo de residuos a través de la reutilización y el reciclado de materiales.

Este cambio de materiales primarios a secundarios resulta crucial para promover el desacoplamiento entre el crecimiento del PIB y el uso intensivo de materiales: la OCDE calcula una tasa de desacoplamiento de alrededor de 1,3% al año. El reciclado de metales ya está creciendo más rápidamente que la minería de metales primarios. Se estima que el sector de reciclado superará a la minería primaria en las próximas décadas.

Dado que actualmente se comercializa un tercio de todos los recursos naturales que son extraídos y procesados, utilizar mas intensamente materiales secundarios tiene importantes implicancias para el comercio. Por ejemplo, el comercio de residuos y chatarra de metales —que constituye la mayor parte del comercio de residuos y chatarra— creció de USD 22 mil millones en 2002 a USD 82 mil millones en 2017. Si bien estos cambios ejercen presión sobre la minería primaria y los miles de puestos de trabajo que genera este sector, un aumento del uso de materiales secundarios está creando nuevas oportunidades para comercio de servicios y los puestos de trabajo asociados con esta actividad; desde consultores especialistas que diseñan el uso y reparación desde su etapa inicial, pasando por el procesamiento y transporte de los materiales, hasta los servicios de ingeniería in situ para su reemplazo y mantenimiento.

Pese a que el comercio de materiales secundarios continúa creciendo, la demanda de materias primas, que se espera que se duplique para el 2060, todavía es mayor. La mayor parte de la demanda a futuro provendrá de países en desarrollo, a medida que las personas alrededor del mundo pasen de la pobreza a la clase media. Además, el fuerte crecimiento del uso de metales primarios para impulsar la electrificación y las tecnologías de la información, tales como el litio y el cobalto, es incesante.

Las políticas públicas juegan un papel importante para ayudar a los mercados y a los consumidores a encontrar nuevo valor en los materiales secundarios. Los Países Bajos promulgó medidas que limitan los materiales primarios en un 50% y el 14º Plan Quinquenal de China desalienta la demolición de edificios antiguos, limita la construcción de rascacielos y alienta la renovación y remodelación. La Unión Europea (UE) se ha comprometido a desarrollar una nueva política de productos circulares en el marco de su Plan de Acción de Economía Circular de 2020, comenzando por los sectores más intensivos en recursos y energía. Este plan prevé nuevas regulaciones —entre ellas, requisitos y normas obligatorias de contenido reciclado— que abarcarán no solo los productos fabricados en la UE sino también todas las importaciones.

Las políticas públicas juegan un papel importante para ayudar a los mercados y a los consumidores a encontrar nuevo valor en los materiales secundarios.

A medida que las acciones de la economía circular sigan cambiando la composición del comercio en muchos ámbitos, será necesario un mayor esfuerzo entre los socios comerciales para compartir estas prácticas. Idealmente, será preciso trabajar para desarrollar normas internacionales de economía circular que no solo incluyan características de productos terminados, sino que también aborden el diseño de productos, dado que el 80% de los impactos ambientales de un producto se determinan en la fase de diseño. El trabajo de la Organización Internacional de Normalización y su Comité Técnico 323 sobre las normas de calidad de los materiales podría ayudar a mejorar las normas.

Ampliar Modelos de Negocios Circulares que Maximicen el Valor de Productos Reutilizados

Un impacto de la economía circular aún mayor que el ¿del? crecimiento de los materiales secundarios es el ritmo acelerado de la innovación en los mercados de consumo. Las estrategias de longevidad de los productos se encuentran en un nivel de jerarquía superior que el reciclado de materiales. Un objetivo clave de la economía circular es conservar y reutilizar los materiales antes de que sean reciclados.

Un cambio ya en curso es el aumento de la economía colaborativa, impulsada en gran medida por los jóvenes y facilitada por la digitalización. Un ejemplo es el sector de la moda y la indumentaria. En 2009, se lanzó la plataforma de comercio electrónico Rent the Runway para permitir a los usuarios tanto alquilar como comprar marcas de moda; en 2019, el valor de mercado del sitio web superó USD 1 millón. Plataformas similares que cubren otras categorías de consumidores —desde electrodomésticos hasta herramientas de jardinería— continúan creciendo.

Un cambio necesario es que los consumidores utilicen los productos durante más tiempo antes de comprar un reemplazo. En el sector de las tecnologías de la información y la comunicación, por ejemplo, los teléfonos inteligentes, las computadoras portátiles y otros dispositivos electrónicos de uso personal podrían conservarse por más tiempo. Se calcula que de un 85% a un 95% de la huella total del carbono en los primeros dos años de un teléfono inteligente proviene de la minería de los metales utilizados en el interior de los teléfonos. Por lo que encontrar maneras para extender la vida útil promedio de un teléfono inteligente con respecto al actual promedio de 29 meses podría reducir las emisiones de carbono. La Orden Ejecutiva de la Casa Blanca emitida por Biden en julio de 2021 es un buen primer paso para reparar estos esfuerzos e incluir al sector tecnológico. Iniciativas similares en Francia, en el Parlamento Europeo y en otros países sugieren un impulso para extender la vida útil de los dispositivos electrónicos, mientras que la reciente decisión del Parlamento Europeo para estandarizar un cargador común para todos los teléfonos inteligentes y dispositivos relacionados promete reducir la huella de carbono y los residuos electrónicos de los dispositivos.

Desde un punto de vista empresarial, esto hace que las oportunidades de ingresos pasen de la venta de nuevos productos a la prestación de servicios como la reparación, actualización y mejora que prolongan la vida útil de los productos. Estas iniciativas prometen un aumento continuo de empleos en servicios de economía circular, tales como los expertos en reparación.

Un cambio necesario es que los consumidores utilicen los productos durante más tiempo antes de comprar un reemplazo.

También observamos un mayor interés de las empresas por la recompra y reventa de productos usados. El mercado de la compra de artículos de segunda mano está en auge, desde empresas como IKEA y Walmart, hasta servicios en línea como thredUP en Estados Unidos y Xianyu en China, y servicios de empresa a empresa como Shopify y Trove.

Utilizar las Políticas Internacionales de Comercio como Elemento Facilitador de una Economía Plenamente Circular

Hasta la fecha, el comercio ha jugado un papel tenue en la economía circular. El Convenio de Basilea sobre el control de los movimientos transfronterizos de residuos peligrosos sigue siendo débil, mientras que el alcance de la cobertura internacional de los sistemas de responsabilidad ampliada del productor es ambiguo.

Las dos medidas comerciales más pronunciadas en relación con las acciones de la economía circular son las prohibiciones de la importación y las restricciones a la exportación. En cuanto a la primera, la prohibición más destacada sigue siendo el anuncio de China de 2017, y su actualización en 2018, para prohibir la importación de la mayor parte de los residuos. Sobre la segunda, la OCDE estima un aumento anual en el uso de las restricciones a la exportación de alrededor de un 7% para las materias primas, destacando que una vez que las restricciones a la exportación son impuestas, en rara ocasión son levantadas.

Dado el creciente impacto de las acciones de la economía circular en las cadenas de suministro nacionales e internacionales, las políticas comerciales más proactivas ganan importancia.

Dado el creciente impacto de las acciones de la economía circular en las cadenas de suministro nacionales e internacionales, las políticas comerciales más proactivas ganan importancia. Las medidas para tratar la contaminación por plásticos es un buen comienzo: recientemente, en una sesión ministerial se evaluaron las formas en que las políticas comerciales pueden apoyar las acciones nacionales para frenar los plásticos de un solo uso. Además de las políticas —que podrían ser de estímulo o de imposición— los acuerdos entre los Gobiernos y las empresas son también un fuerte indicio de la tendencia a buscar maneras para reducir el uso de plásticos nuevos, o de explorar nuevos tipos de plásticos que sean fácilmente reciclables y, por lo tanto, reutilizables. Un ejemplo es el Pacto Europeo del Plástico.

La mayor contribución que las políticas comerciales pueden realizar a la economía circular es eliminar los obstáculos arancelarios y no arancelarios, las subvenciones y otras medidas que restringen el comercio de bienes y servicios relacionado con prácticas circulares, y elaborar una canasta de preferencias basadas en los esfuerzos en curso para apoyar los bienes y servicios ambientales.

La Organización Mundial del Comercio (OMC) ha eludido estos esfuerzos, en parte porque organismos como la Organización Mundial de Aduanas no han logrado diferenciar los productos comercializados —desde los insumos energéticos hasta los materiales reciclados— en función de la forma en que se fabrican. No cabe duda de que la comunidad del comercio debe avanzar en la diferenciación de los productos con emisiones netas nulas, de origen sostenible o circulares, de sus homólogos: sea cual sea el destino del plan de ajuste en frontera por emisiones de carbono de la UE, se necesitan urgentemente normas para facilitar un comercio más verde.

Los acuerdos bilaterales y regionales de libre comercio representan la mejor opción para avanzar en las acciones de la economía circular.

Los acuerdos bilaterales y regionales de libre comercio representan la mejor opción para avanzar en las acciones de la economía circular. El Acuerdo Económico y Comercial Global entre Canadá y la UE, por ejemplo, estipula la evaluación del ciclo de vida y acciones para el comercio de bienes y servicios ambientales. Dada la solicitud de China, en septiembre de 2021, de unirse al Acuerdo Global y Progresivo para la Asociación Transpacífica, junto con su renovado énfasis en una economía circular con bajas emisiones de carbono, la asociación también ofrece oportunidades para avanzar en la circularidad y el comercio a través de sus disposiciones ambientales.

Conclusión

El comercio puede realizar una valiosa contribución a un futuro más sostenible. Nuevos flujos comerciales de materiales secundarios no harán más que crecer en el futuro cercano. Asimismo, nuevos modelos de negocios reemplazarán los actuales enfoques lineales por otros más circulares: reparar, reutilizar, reacondicionar, refabricar y refuncionalizar. De esta manera, el comercio de servicios será más frecuente.

Dicho esto, resulta crucial apoyar las políticas de los Gobiernos nacionales a este respecto. Nunca antes ha habido una oportunidad más importante para avanzar hacia un acuerdo de la OMC sobre normas y disposiciones que favorezcan la acción por el clima para crear igualdad de condiciones tendientes a aumentar ¿la producción de? bienes y servicios sostenibles, por medio de acuerdos bilaterales y regionales de comercio que establezcan capítulos y cláusulas detalladas en disposiciones de economía circular con bajas emisiones de carbono. El camino hacia una sociedad con emisiones nulas, más justa y equitativa requiere un mayor compromiso, apoyo e innovación de la comunidad del comercio.

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