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Policy Analysis

¿Por Qué Deberíamos Reorientar el Apoyo Agrícola hacia Infraestructura basada en la Naturaleza?

Los Gobiernos gastan miles de millones de dólares cada año en subvenciones agrícolas que pueden incentivar prácticas que dañan el medio ambiente y la salud pública. Emma Cutler y Facundo Calvo del IISD presentan argumentos convincentes en favor de reorientar este apoyo hacia infraestructura basada en la naturaleza que promueva sistemas alimentarios más sostenibles, más equitativos y más eficaces.

Por Emma Cutler, Facundo Calvo on 7 de junio 2022

El tiempo corre. Para el medio ambiente, para la salud humana y también para el presupuesto de los Gobiernos de todo el mundo. Cada año, los productores agrícolas perciben unos USD 611 mil millones en concepto de apoyo, según el informe Monitoreo y Evaluación de Políticas Agrícolas 2022 de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Si bien este apoyo procura alcanzar objetivos legítimos, tales como mejorar la seguridad alimentaria y garantizar los medios de subsistencia de los productores, también incentiva prácticas que dañan el medio ambiente y la salud pública. Una parte importante de este apoyo se otorgó a través del apoyo a los precios de mercado y a los pagos vinculados con la producción o el uso ilimitado de insumos —los cuales posiblemente sean los instrumentos que más distorsionan el mercado.

Desglose de las ayudas agrícolas (2019-21)

Agricul

Un informe de 2021 de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente señala que es esencial eliminar gradualmente aquellos apoyos a los productores que causan una mayor distorsión y que resultan más perjudiciales en términos ambientales y sociales, como los incentivos de precios y los pagos vinculados con la producción. Sin embargo, esto no dará frutos si los recursos liberados no se reorientan hacia mejores usos —por ejemplo, la investigación y el desarrollo, la infraestructura para mejorar la productividad o los pagos no vinculados con la producción o que promueven el uso excesivo de insumos agrícolas (por ejemplo, agua, fertilizantes). La OCDE señala que los pagos por servicios relativos a los ecosistemas pueden generar bienes públicos cuando están destinados y diseñados para los productores agrícolas. Un ejemplo de esto son los pagos por el almacenamiento de carbono que retiran el dióxido de carbono de la atmósfera para acumularlo en la tierra.

Al reorientar el apoyo a los productores agrícolas, los Gobiernos pueden promover sistemas alimentarios más sanos, más sostenibles, más equitativos y más eficaces.

Al reorientar el apoyo a los productores agrícolas, los Gobiernos pueden promover sistemas alimentarios más sanos, más sostenibles, más equitativos y más eficaces. Las inversiones en infraestructura para mejorar la productividad, en particular, pueden mejorar la disponibilidad de alimentos a través de redes viales o instalaciones portuarias que mejoren la conexión de los productores con los mercados agrícolas internacionales. También se ha comprobado que las inversiones para mejorar el acceso a infraestructura, incluyendo la infraestructura adecuada de almacenamiento y transporte, reducen la pérdida de alimentos.

El Acuerdo de la OMC sobre la Agricultura posee una disposición sobre las subvenciones a la infraestructura, incluyendo “carreteras y otros medios de transporte, instalaciones portuarias y de mercado, servicios de abastecimiento de agua, embalses y sistemas de avenamiento, y obras de infraestructura asociadas con programas ambientales”. Es importante destacar que para calificar como apoyo dentro del Compartimento Verde (el cual no está sujeto a compromisos de reducción en virtud del Acuerdo de la OMC sobre la Agricultura y puede ser otorgado sin límites) estas subvenciones deben cumplir con el requisito fundamental de no “tener efectos de distorsión del comercio ni efectos en la producción, o, a lo sumo, tenerlos en grado mínimo”.

Además de reorientar la infraestructura para mejorar la productividad, los Gobiernos pueden considerar reorientar el apoyo agrícola hacia la infraestructura basada en la naturaleza.

Teniendo esto en mente, además de reorientar la infraestructura para mejorar la productividad, los Gobiernos pueden considerar reorientar el apoyo agrícola hacia la infraestructura basada en la naturaleza. Según el reciente informe Nature-Based Infrastructure del Global Resource Centre de IISD, resulta 50% más barato utilizar infraestructura basada en la naturaleza que infraestructura tradicional “gris” para prestar el mismo servicio de infraestructura. Asimismo, la infraestructura basada en la naturaleza ofrece 28% más de rentabilidad que la gris. Pero primero lo primero: ¿Qué es la infraestructura basada en la naturaleza y cuáles son sus beneficios?

Justificación para Reorientar el Apoyo Agrícola hacia la Infraestructura basada en la Naturaleza

La infraestructura basada en la naturaleza se refiere a áreas o sistemas que utilizan la naturaleza para prestar servicios de infraestructura. Por ejemplo:

  • Los humedales tratan las aguas residuales y mejoran el almacenamiento de agua.
  • Los manglares reducen la erosión costera y las inundaciones.
  • Los espacios verdes urbanos mitigan el flujo de aguas pluviales y el calor extremo.
  • Los bosques retienen agua y favorecen la recarga de las aguas subterráneas.
  • Las dunas protegen contra el aumento del nivel del mar y las inundaciones costeras.

Además, la infraestructura basada en la naturaleza ofrece una gran variedad de beneficios complementarios, incluyendo el almacenamiento de carbono, mejora de la calidad del aire, la seguridad alimentaria, la creación de empleos y sirve para fines recreativos.

Reorientar las subvenciones agrícolas hacia la infraestructura basada en la naturaleza aportaría muchos beneficios a la sociedad.

Para evaluar el valor social de invertir en la naturaleza hemos utilizado la metodología de Valuación de Bienes Sostenibles (SAVi, por sus siglas en inglés). SAVi es un enfoque de valuación basado en el pensamiento sistémico, la simulación de las dinámicas sistémicas, el modelado espacial y el análisis financiero, incorporando datos climáticos. Las evaluaciones SAVi son adaptadas a proyectos de infraestructura específicos y son elaboradas conjuntamente con múltiples partes interesadas. Los resultados de nuestras valuaciones sugieren que reorientar las subvenciones agrícolas hacia la infraestructura basada en la naturaleza aportaría muchos beneficios a la sociedad. A continuación, presentamos algunos ejemplos que arrojaron nuestras evaluaciones de dichos beneficios.

Restauración Forestal en Indonesia

En la cuenca alta del Río Brantas en Indonesia, las tierras de cultivo han invadido los bosques. Esto limita la retención hídrica y la recarga de aguas subterráneas, empeorando las inundaciones y la escasez de agua. La pérdida de árboles aumenta la erosión, lo cual disminuye la productividad agrícola, motivando una mayor deforestación.

Río abajo, la disminución de las aguas subterráneas agrava la escasez estacional de agua. En respuesta, la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial reunió a partes interesadas del sector público y privado para identificar soluciones para el manejo hídrico, incluyendo la reforestación y la conservación del área aguas arriba.

Utilizamos la metodología SAVi para cuantificar los beneficios de la restauración de las tierras en la cuenca alta del Río Brantas. Comenzamos realizando un análisis espacial, donde se cuantificaron los servicios del ecosistema, incluyendo el almacenamiento de carbono y agua, la sedimentación y la retención de nutrientes. Luego monetizamos los siguientes costos y beneficios:

  • Los costos para reforestar las tierras y construir pozos de absorción de agua
  • El valor de la producción agroforestal y la producción de bambú
  • La creación de empleos
  • El valor del almacenamiento de carbono • Daños evitados por erosión e inundaciones
  • Contaminación evitada del agua

Nuestros resultados muestran que los beneficios sociales y ambientales de la restauración son mucho mayores que los costos, y que el proyecto aumenta la resiliencia al cambio climático. Por ejemplo, estimamos que el costo evitado en relación con las inundaciones, la erosión y la calidad del agua durante 20 años es 9 o 10 veces mayor que el costo de construir y mantener infraestructura basada en la naturaleza. Además, reforestar y conservar las tierras es menos costoso que construir un reservorio con una capacidad similar de retención de agua.

También concluimos que los pagos por el almacenamiento de carbono podrían generar USD 32 millones, lo que cubriría con creces los costos de inversión.

Producción Forestal Urbana en Etiopía

Utilizamos la metodología SAVi para evaluar la plantación de árboles en Addis Ababa. Estimamos el impacto de los árboles en la calidad del aire, las inundaciones, las islas de calor urbanas, el almacenamiento de carbono y la creación de empleos.

Al mejorar la calidad del aire, reducir las inundaciones y el enfriamiento de la temperatura del aire, los árboles aumentan la resiliencia al cambio climático a la vez que también almacenan carbono. Concluimos que el valor neto actual del gasto de USD 11 millones para plantar árboles y los USD 5,5 millones al año para mantenerlos podría alcanzar los USD 17 millones durante 20 años. Nuestros resultados demuestran que utilizar infraestructura tradicional para brindar los mismos servicios representaría un valor neto actual negativo. Específicamente, para reducir la contaminación del aire y las emisiones de carbono, los árboles son más viables en términos financieros y tecnológicos que los vehículos eléctricos. Los árboles también ofrecen más beneficios complementarios que la recolección de agua de lluvia, lo cual representa una forma alternativa de mitigar las inundaciones.

Demostramos que garantizar que los árboles sobrevivan es importante, aunque esto requiera más dinero para su mantención. Por ejemplo, estimamos que si sobrevive el 30% de los árboles, la relación costo-beneficio es de entre 1,17 y 1,2. Esto significa que para cada dólar gastado, el proyecto crea de USD 1,17 a USD 1,20. Si se duplica el presupuesto de mantención, la tasa de supervivencia de los árboles pasa del 30% al 84%, entonces la relación costo-beneficio aumenta a 1,34–1,42. Esto significa que aunque los costos aumenten, cada dólar invertido crea de USD 17 a USD 22 centavos más.

La reorientación de las subvenciones agrícolas podría ayudar a cubrir los costos de mantenimiento. Esto aumentaría el valor de la inversión en infraestructura basada en la naturaleza.

Protección Costera en los Países Bajos

Los Países Bajos son un país vulnerable al incremento del nivel del mar y las inundaciones. Esto requiere un mantenimiento frecuente de la infraestructura para la protección contra las inundaciones. Cuando el dique marítimo entre Pettemer y Camperduin en Holanda Septentrional tuvo que ser mejorado, los responsables de políticas se enfrentaron a una decisión: ¿elevar el dique existente o construir un paisaje de playas y dunas artificiales? Escogieron la opción de la arena, y las Dunas de Hondsbosche se completaron en 2015.

Utilizamos la SAVi para evaluar esta infraestructura basada en la naturaleza en comparación con la alternativa de la construcción del dique. Ambos protegen contra una inundación de 1 en 10.000 años. Sin embargo, encontramos que las dunas de arena brindan más valor y menos costos que un dique nuevo. Específicamente, las dunas aumentan el flujo de turismo más de lo que lo haría el dique. El incremento de número de visitantes genera ingresos, lo cual proporciona valor a la comunidad local. Además, aunque el mantenimiento de las dunas cuesta más (EUR 19 millones durante 50 años, comparado con EUR 7 millones en el caso del dique), las construcción de las dunas cuesta EUR 35 millones menos.

Calculamos las emisiones de carbono de las dunas y del dique. La huella de carbono de la construcción de dunas era de 127.000 toneladas de CO2, en comparación con las 160.000 toneladas de CO2 en el caso del dique. Las dunas requerirán un agregado periódico de arena. Estimamos que este mantenimiento representa 45.000 toneladas de CO2 emitidos durante 50 años. Por lo tanto, la duración de la huella de carbono de las dunas puede ser mayor que la del dique, pero la flexibilidad para agregar tanta arena como sea necesario es crucial para la adaptación al clima. Debido a que es difícil predecir el aumento del nivel del mar, resulta imposible saber con precisión la magnitud de las defensas contra inundaciones que se requerirán en el futuro. A diferencia de un muro marítimo, el tamaño de las dunas puede ajustarse fácilmente en respuesta al cambio climático. Esto significa que las dunas aumentan la capacidad de adaptación más de lo que lo haría el dique.

¿Cuál es el Volumen del Apoyo Agrícola que Debe ser Reorientado para la Infraestructura basada en la Naturaleza?

Las subvenciones agrícolas podrían ser reorientadas hacia obras de infraestructura, y nuestros resultados demuestran que es preciso considerar la infraestructura basada en la naturaleza. Las soluciones naturales a menudo son menos costosas que las alternativas grises. También brindan más beneficios complementarios, incluyendo una mayor resiliencia al cambio climático.

Las soluciones naturales a menudo son menos costosas que las alternativas grises. También brindan más beneficios complementarios, incluyendo una mayor resiliencia al cambio climático.

Estimamos que en el caso de la infraestructura agrícola, se necesitan USD 125,16 millones más al año. Este número se basa en estudios que consideran el costo de la adaptación climática y el dinero que se necesita para mejorar la seguridad alimentaria. Calculamos que la mitad (USD 62,58 mil millones al año) podría destinarse a infraestructura basada en la naturaleza, incluyendo la producción agroforestal, el compostaje y la mejora de las áreas de pastoreo. Se necesita un adicional de USD 3,33 mil millones para sistemas de riego, y de esto, el 20% o USD 670 millones, podrían destinarse a soluciones naturales para mejorar el suministro de agua (por ej., la producción agroforestal).

Por lo tanto, sólo en el sector agrícola, podrían invertirse USD 63,25 mil millones en infraestructura basada en la naturaleza. Esto representa aproximadamente el 21.5% de los USD 294 mil millones, el monto total de apoyo presupuestario a la agricultura cada año (excluyendo servicios generales). Este dinero podría ser utilizado, en cambio, para apoyar las prácticas que mejoren la disponibilidad de agua, el rendimiento de los cultivos y la calidad del suelo. Esta infraestructura basada en la naturaleza también protegería los cultivos contra condiciones climáticas extremas, almacenaría carbono y mejoraría la biodiversidad.